ANÉCDOTAS.
Habíamos viajado a Córdoba, en un ómnibus contratado, y nos hospedamos en el Hotel Montaña ubicado en la localidad de La Falda perteneciente a la Municipalidad Provincial Delegación Tucumán.
Arribamos a las 10 hs. Aproximadamente, y los chicos comenzaron a pedirnos ir a caminar por sus calles para ver algo “lindo”, de ese lugar privilegiado.
Pedimos opinión a la Sra. a cargo del Hotel y nos sugirió fuéramos a conocer el reloj Cu Cu, famoso en esa localidad, y allí nos dirigimos.
Los chicos, estaban entusiasmados y nos contagiaban ese entusiasmo.
En el camino conversaban sobre lo que iban a ver. Su imaginación le puso tamaño, color y atributo, al Cu Cu.
Llegamos por fin al lugar. Una platabanda angosta en medio de una calle que tenia a ambas aceras negocios de variados rubros. Allí se levantaba la casita. Los chicos no separaban sus ojos de la casita de cuya puerta saldría Cu Cu.
Empezaron a sonar las campanas que anunciaban las medias horas, y el pajarito no aparecía.
Comenzaron las impaciencias, las preguntas.
- Seño ¿Cuándo saldrá el pajarito?
Tratamos de contener su impaciencia, ensayando diferentes respuestas. ¡Era tal el deseo de verlo que hasta las lagrimas aparecieron! Sonaron las 10:30; las 11hs., las 11:30.
- Ve señorita, el pajarito se ha ido ¿no es verdad?
Sentíamos que se nos terminaban los argumentos, entonces resolví cruzar a un negocio del frente a preguntar si a que hora, aparecía Cu Cu.
La respuesta de la Sra. me dejo sorprendida:
- Sra. el pajarito fue robado hace muchos años y no se volvió a reponer.
Cruce la calle para informarle, a los chicos los que me respondió la Sra.
Era grande mi tristeza. Los chicos me rodearon y todos preguntaban.
- ¿Seño que le dijo la Sra.?
- Chicos dice que el pajarito fue a otro nido, y pronto volverá.
Todos quedaron en silencio.
El mas pícaro dijo al resto del grupo ¡Cantemos!, ¡Cantemos!
- ¡Queremos Cu Cu! ¡Queremos Cu Cu! Acompañamos de palmas.
Retornamos al Hotel en silencio.
Se notaba en los chicos y en los docentes cierta tristeza una gran frustración.
Pensamos entonces; el que hizo ese daño, quizás nunca se enterará que había sido el causante de la tristeza de un grupo de inocentes.
Habíamos viajado a Córdoba, en un ómnibus contratado, y nos hospedamos en el Hotel Montaña ubicado en la localidad de La Falda perteneciente a la Municipalidad Provincial Delegación Tucumán.
Arribamos a las 10 hs. Aproximadamente, y los chicos comenzaron a pedirnos ir a caminar por sus calles para ver algo “lindo”, de ese lugar privilegiado.
Pedimos opinión a la Sra. a cargo del Hotel y nos sugirió fuéramos a conocer el reloj Cu Cu, famoso en esa localidad, y allí nos dirigimos.
Los chicos, estaban entusiasmados y nos contagiaban ese entusiasmo.
En el camino conversaban sobre lo que iban a ver. Su imaginación le puso tamaño, color y atributo, al Cu Cu.
Llegamos por fin al lugar. Una platabanda angosta en medio de una calle que tenia a ambas aceras negocios de variados rubros. Allí se levantaba la casita. Los chicos no separaban sus ojos de la casita de cuya puerta saldría Cu Cu.
Empezaron a sonar las campanas que anunciaban las medias horas, y el pajarito no aparecía.
Comenzaron las impaciencias, las preguntas.
- Seño ¿Cuándo saldrá el pajarito?
Tratamos de contener su impaciencia, ensayando diferentes respuestas. ¡Era tal el deseo de verlo que hasta las lagrimas aparecieron! Sonaron las 10:30; las 11hs., las 11:30.
- Ve señorita, el pajarito se ha ido ¿no es verdad?
Sentíamos que se nos terminaban los argumentos, entonces resolví cruzar a un negocio del frente a preguntar si a que hora, aparecía Cu Cu.
La respuesta de la Sra. me dejo sorprendida:
- Sra. el pajarito fue robado hace muchos años y no se volvió a reponer.
Cruce la calle para informarle, a los chicos los que me respondió la Sra.
Era grande mi tristeza. Los chicos me rodearon y todos preguntaban.
- ¿Seño que le dijo la Sra.?
- Chicos dice que el pajarito fue a otro nido, y pronto volverá.
Todos quedaron en silencio.
El mas pícaro dijo al resto del grupo ¡Cantemos!, ¡Cantemos!
- ¡Queremos Cu Cu! ¡Queremos Cu Cu! Acompañamos de palmas.
Retornamos al Hotel en silencio.
Se notaba en los chicos y en los docentes cierta tristeza una gran frustración.
Pensamos entonces; el que hizo ese daño, quizás nunca se enterará que había sido el causante de la tristeza de un grupo de inocentes.